El nuevo PSOE del nuevo y viejo Sánchez Win-Win encara el futuro con optimismo y audacia y con una nueva y vieja palabra-concepto: plurinacional.
Pero bajo un solo Estado y una sola corona, aparcando el anhelo republicano mientras el Borbón de turno no la cague.
Plurinacional no como las extintas URSS y Yugoslavia, claro, ni siquiera como el actual Reino (Des)Unido con su derecho a la desmembración, sino como Suiza, Bélgica ... o Canadá.
Enric Juliana, que no siempre bizquea, lo veo hoy clarito.
Aquí.
La clave está en Cataluña. De cómo gestione la crisis el PP y de cómo reaccionará la calle catalana dependerá todo, o casi.
Si la política es una variante el ajedrez, Sánchez está moviendo bien sus fichas, en una partida que nadie puede ganar, porque si gana el PP, los independentistas crecerán y crecerán, pues se alimentan de las derrotas y del victimismo. Y si ganan los independentistas, es que ha habido una revolución.
El PSOE es la tercera vía, que desagrada a todos, pero que todos aceptarían como mal menor. Esas tablas o empate eterno que aspira a gestionar el PSOE.
El nuevo PSOE confía ser el punto de encuentro de todos los que llevarán mal o muy mal la probable victoria represiva del PP en la partida catalana: indepes, vasquistas, colautas, podemitas, e incluso los riveristas, que han de empezar a desmarcarse del PP con agresividad si quieren crecer y cuyo discurso sobre Cataluña se ha desdibujado y que sufre de unos vasos comunicantes perversos: cuanto mejor en el resto de España mejor en Cataluña y viceversa.
El PP arrostra lo que queda de la legislatura con la camisa que no le llega al cuerpo. Y la corrupción como su Medusa.
Convocar elecciones puede ser su única respuesta... o su tumba.