lunes, 9 de octubre de 2017

La razón vale más que 900 imágenes

Robert Redeker usa la razón para "ver" y "leer" las imágenes.

Aquí en V.O. por cortesía arcadiana.

Y aquí en tradu exprés:

"La derrota mediática de Rajoy es asimismo la de la razón"

"El jefe del gobierno español Mariano Rajoy tiene el derecho y el sentido del deber para sí, pero ha perdido la guerra de las imágenes", argumenta el filósofo.

"Los enfrentamientos provocados por el referéndum sobre la independencia de Cataluña nos lo recuerdan: sucede que uno pierde la batalla de la imagen aun teniendo razón políticamente. Este destino injusto acaba de golpear al primer ministro español, Mariano Rajoy. Las imágenes de la televisión en bucle se dirigen a la emoción en lugar de a la inteligencia. Así, en las redes sociales, los medios de comunicación, los comentarios en la calle, arrecian las condenas basadas en graves confusiones históricas: la asimilación de Rajoy a Franco, y de la actual España a una dictadura despiadada. Estas amalgamas expresan una patología política: el olvido, por parte de la opinión pública, de la legitimidad democrática y del Derecho.
La Guardia Civil, policía estatal, se señaló durante los hechos [del 1-0] por su profesionalismo y contención. Ávidos de sensacionalismo, muchos medios omiten esta verdad elemental: no hubo ni un solo muerto. Esta falta de muertos en la represión es, sin embargo, el principal hecho de esta jornada tan tensa al otro lado de los Pirineos. Pone de manifiesto una contención de las fuerzas del orden y es en eco a la de la policía francesa, las CRS, los Compañías Republicanas de Seguridad, en los disturbios de mayo del 68, cuando unos descerebrados arrogantes gritaban desde lo alto de sus barricadas de opereta “CRS = SS”.
A pesar de su falsedad, el alcance simbólico de los dos eslóganes, CRS = SS y Rajoy = Franco es la misma, habiendo sido el régimen de Franco especialmente criminal. En ambas situaciones, mayo del 68 y referéndum catalán, fue comparable el tacto de la policía por mantener el orden. Este resultado demuestra, contrariamente a lo que se vocifera por ahí, y a las críticas e insultos que se abaten sobre ella, que la Guardia Civil ha alcanzado la madurez que cabe esperar en un régimen democrático. Con Franco, la represión se habría saldado con un espectacular baño de sangre.
En el ámbito del mantenimiento del orden, el encargo de la Policía es el de garantizar el respeto de la Constitución de 1978 y el Estado de Derecho. Esta Constitución vincula entre sí a todos los españoles. El Tribunal Constitucional se ha pronunciado en cuanto al fondo: el gobierno catalán no tiene fundamento para proceder a este referéndum. El TC ha enunciado el Derecho de un modo carente de ambigüedad. Una vez dictado, el Derecho debe aplicarse: es la razón de ser del Estado.
En este caso, ese Derecho está en acuerdo con la opinión de la inmensa mayoría de españoles, opuestos a la celebración de este referéndum, convergencia ésta que reforzaba la legitimidad de la decisión del alto tribunal. Otrosí: este referéndum sobre la secesión de los catalanes, para poder ser creíble, debería haberse propuesto a todos los españoles, ya que todos, desde los vascos a lo andaluces, asturianos o castellanos, incluidos los catalanes, están vinculados por la Constitución que permitió lo que se dio en llamar “la transición democrática”, es decir, la salida suave del franquismo a finales de los 70. Al ser ilegal, la organización de este referéndum fue una violencia originaria, que hería a todos los españoles. ¿Cómo ha de reaccionar un Gobierno cuando se viola así la legalidad, cuando se ofende y se rompe la Constitución de un modo tan público y con tanto ruido? Si lo permite, abre la Caja de Pandora y destruye la propia noción de Derecho, fuente de su legitimidad. Si deja hacer, abandonará su autoridad en este asunto, de modo que deberá abandonarla ya para siempre en adelante. Le será complicado oponerse a otras formas de ilegalidad. Cada una de esas tentativas para poner fin a acciones ilegales se verá paralizada aunque tenga base jurídica y aunque sea indispensable. Al final de todas estas renuncias, el Derecho sólo será una palabra vana, y la libertad un recuerdo difuminado.
Alelados por las imágenes vistas en la tele, los propaladores de la amalgama entre Rajoy y Franco deberían meditar sobre la Historia: Franco organizó un alzamiento militar tras las elecciones de 1936, mientras Rajoy ganó las elecciones legislativas con plena legalidad; son los independentistas los que han incurrido en una ilegalidad con esta consulta. Algunos se han atrevido a hacer paralelismos entre la Argelia francesa y Cataluña; pero lo que oculta esta comparación grotesca es que, a diferencia de los franceses musulmanes de entonces, los catalanes son unos españoles como los demás. Cataluña no es una colonia española, los catalanes no están colonizados. Mecanismo involuntariamente cómico, la amalgama entre Rajoy y Franco es la versión española de la “reductio ad hitlerium”. Rajoy ha perdido la guerra de la comunicación porque no ha sabido presentar la unidad española como víctima de la violencia simbólica del separatismo catalán. El shock de las imágenes impone una ley a cualquier actor político: ser percibido por la opinión telespectadora como una víctima a la que se derriba en el ejercicio de sus derechos. En un mundo organizado según un imaginario compasional, la emoción se erige como un obstáculo a la reflexión y al conocimiento de la verdad ; y el estatuto de víctima fundamenta la legitimidad política.
La derrota de Rajoy en el universo de las imágenes es asimismo la derrota de la razón”.


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Sí, Redeker lleva razón: la razón y el discernimiento deberían, en la doble vertiente del tiempo verbal, prevalecer.